Raras veces me paro a pensar,
A dejar mi mente libre
Intentando dejar de
recordar
Cualquier detalle de mi
eco post-natal
Equidistante ahora de éste
cuerpo que finge y se va
Sobre el que veo, cómo el paso del tiempo, lo extingue.
De épocas de oro, de hierro, de niñez.
Esculpidas tan dentro, que
más que verlas, es suponer.
Mientras se olvidan, me
saben a terciopelo, regalices de palo y almizcle
Invitándome a ser niña,
por fin, otra vez.
Tiritando con aquellas
emociones nubladas por la lejanía, pero que de lejos, se distinguen felices
Incendiando todos los calendarios, que en ese momento, ves que no existen. “Es quien me trajo hasta
aquí”, fue lo que ahí susurré,
Ramificaciones y partes
profundas de mi ser,
Resplandecientes por una
liviandad casi increíble
Amasando mi alma con esa tierra, éste mar y
mi piel.
Precioso Roberto
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