sábado, 15 de noviembre de 2014

A UN POETA CALLEJERO




Me detengo en esta línea
porque para qué seguir hablando...


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No empujar a la rueda,
lo de dentro permanece parado, infinito
y constante.


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Mi destino es éste instante
que rebosa y se va.
Sólo queda silencio
donde aparece la trama y el sonido,
que es todo y es mi cuerpo
suspendido en la oscuridad,
y pesa si quieres pesar
o te das cuenta, rebosas y te vas.


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Limpio e inmediato,
leve en la luz
o antojo del Amor.


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Me sale la vida por la mano,
desde algún temor por desatender
hasta el amor que me abandona
con la colaboración directa del universo,
que hará que lo leas y lo vivas
si estás preparado para ello.
Cuánta casualidad programada...
Cuánta belleza y qué honor.
Gracias. Amor. Adiós.


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