jueves, 13 de junio de 2013

PALABRAS, PALABRAS, PALABRAS....






Mi ahora me pide crear presente en éste papel
para dejar plasmado un trozo pequeñito de amor.
Pienso que no es casualidad porque me siento en paz,
me siento feliz sin ninguna respuesta que temer,
solamente acompañado por mi cuerpo y su sensibilidad,
dejando al tiempo convertirse en intemporal
desprogramándome por un instante de la razón,
que es el primer requisito para dejar un ratito
libre al corazón.
Suelto la mano y se desboca dejando todo atrás,
hasta la tinta ya impresa en ésta otra realidad
que me mece y me ampara. Sin nada en qué pensar,
sin influencias pasadas ni imaginando qué vendrá.
 Palabras, palabras, palabras
que si no te fijas, nos aprisionan
y si las observas, te apoyan y te aman
y si encima las sientes, te evaporan
en la nada.

Me fijo en tí sin condiciones y sin tener que decir.
Sin esfuerzos, siendo real. Sin intentar entenderte.
Sólo sujeto al cuerpo por mi verdadera raíz,
sensible a cualquier residuo que no me deje quererte
ni saborearte, ni amarte, ni merecerte.

Con la sutileza de la inmensa delicadeza que me da tu amor,
no me paras de susurrar al oído con esa eterna ecuanimidad:
 -que todo está como tiene que estar,



-que lo que tiene que venir, viene y enseguida entre mis dedos se me va.
-Que no me permita el lujo de perder un segundo


en dejarte de amar.
-Que si me quedan restos de música en mi,
se la entregue a la eternidad.
-
Que viva la vida a propósito y me sorprenderá...todo jajaja
Toda la bondad, la perfección, el amor,
la perfecta creación de cada sonrisa,
la belleza que se cansa de estar escondida
y salta y te ilumina.
La verdad que reside enmedio del corazón. La alegría.
La esencia de la soledad. La sorpresa en tus ojos.
En todo, todo...........todo.

Palabras, palabras, palabras
hoy se me ocurren sólo las mágicas....
las que te diría a solas en la cama....
las que te acarician y dicen que te aman....
y si encima las sientes, nos evaporan en la nada.

martes, 11 de junio de 2013

CORAZÓN INCANSABLE

 


 
 
Desmesurados pasos largos,
piensas que es uno
y son unos cuántos.
 
Rápidos, huyendo rasgados
hacia horizontes vanos, vacíos y lejanos
que ocultan su calor en carámbanos helados
que se mueren de frío hasta en pleno verano.
 
Evadidos o escondidos en lo anclado
mucho más abajo de lo subterráneo,
en lo retorcido del cuadro abstracto
y no en el vago transcurso del preciado astro.
 
Para permanecer opacos,
incrédulos y apagados,
lánguidos en tristes llantos
como fango en el teatro de payasos.
En vez de enarbolados en todo lo alto,
apasionados, perplejos y sobresaltados,
amando hasta acabar con el corazón cansado
de tanto amar. De amar tanto.
 
Declarando ingrato al destino amargo
solamente dejando evadir tu cuerpo entre mis abrazos,
atenta a tu partir girando en solitario
sólo para oírme decir que te amo.
 
Y hasta el canto del gallo te susurrará que te amo.
Y entre árboles, bosques y pájaros sentirás que
si no estás aquí a mi lado, te extraño.
Porque si estás junto a mi palabra y mi tacto,
 nunca acabará el corazón cansado
de tanto amar por amar tanto.
 
 
 

PORQUE LO BUENO QUE TENGAS, SERÁ MÍO TAMBIÉN

Sermón vago y sin aliento. Decrépito.
Pozo vacío que no apaga tu alma encendida
(al azar no se le olvidó alzar su mano
y dirigir su capricho a otros ninguneados).
Increpo tu voz con mi gesto altivo pero amándote,
alimento tu tos con mis palabras esquivas y lejanas,
pero amándote.
Estás ahí para mí por algo que sólo sabe uno
que ni sabemos como se pronuncia. Así que
me pido ser el primero en saberlo para amarlo también,
como a tí y como a todos.
Aparto el ocre y revierte brillante el diamante
del tiempo en que te fijaste que no existías
y que fluías sin cuerpo por los arruyos dispersos
como bailando, al son del sabor dulce de la lluvia.
Correteabas hacia las gotas que se hacían uno
en tu burbuja que explotaba exultante en tí.
Sin poder hacer nada era la primera vez que no
luchabas ni por, ni para nada. Da igual y es dulce
pero no importa. Y es amargo pero no importa.
Porque se te olvidaron los sabores y los deseos oscuros
o claros o salvajes. Te olvidaste de tí por una vez.
¡Qué dicha!
Acariciaste el largo y entretenido velo del sometimiento
abstracto que reía sin parar. Y lo amaste como a
tí y a mí, que tal para cual, lo mismo da.
Porque lo bueno que tengas, será mío también.