Desde
la tranquilidad que da el alivio
escribo
lo que escribo más por necesidad que por delirio
porque
es en la fotografía sin negativo,
la
que no necesita oscuridad
para
rebelar lo que siento y lo que vivo.
Porque
es en este momento preciso que vivo y se va
donde
resido y donde persigo estar.
Desde
el rincón del alba
ves
que nacen las palabras
que
van del corazón
hacia
la nada
y
que las dices también tú,
al
igual que yo,
porque
callas...
y
así nunca seremos dos
y
habrá esperanza.
Desde
la entereza que da la falta de apariencia
te
ves limpio, casi transparente
sintiendo
que desde el fondo hasta el frente
solamente
puede haber franqueza
para
saber que tu fuerza
radica
en amar y no temer a la muerte,
que
es esa dama de seda
bella
si aparece tu nobleza
y
te lleva y te vence
si
te ve abandonado a tu suerte.
Desde
el interior a lo más profundo,
como
desde el corazón de un moribundo
que
nota que le llega un último aliento,
trata
de respirar cada segundo,
verás
que cada mota de aire
y
cada gramo de viento
es
inevitablemente perfecto
porque
sigues disfrutando de tu mundo.
Y
desde aquí y desde ahora
no
habrá fin
ni
te perderás una aurora
ni
te quedará por ver
ni
una sola amapola
que
quede por abrir.
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Destruí
el amor que conoces
ya
no me puedo llamar hombre,
sólo
Dios sabrá mi nombre
y
podrá poner la dirección en mi sobre.
Destruí
el amor que conoces.
Perdí
el tiempo y gané el olvido,
cambié
el sexo por sentir tus gemidos,
no
me detengo a recoger mis desperdicios
y
a mis vicios ya los comprendo
sabiendo
que pierdo si me anticipo
y
los gano si los vivo de lleno
y
aprendo de ellos
sin
fatigas, lamentos ni litigios.
Perdí
el tiempo y gané el olvido.
Destruí
el amor que conoces
no
hubo rencor ni reproches
ni
otros enfoques
que
no fueran los del corazón,
que
no salieran de los demás corazones.
Destruí
el amor que conoces.
Detuve
la parafernalia y las frases
y
ahora encajan las señales
que
salen de mis entrañas
y
acaban al salir a las calles,
amalgama
de reflejos fatales
que
se engañan con sus males,
huyen de sus yo reales
y
aplastan y arrastran sus almas geniales.
Destruí
el amor que conoces
y
ahora sólo quiero amores,
sensaciones
de interiores,
emociones
mayores
sin
atracciones exteriores,
menores
intenciones de perfecciones
por
millones de erecciones mejores.
Destruí
el amor que conoces.
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Hojas
tan en blanco como mi mente
esperando
amores fugaces que se detengan
a
cambiar momentos por flores
que
ves como tu corazón atraviesan.
Qué
importa que no vengan!, qué importa nada!
Si
en la soledad de las noches
es
cuando te reconoces
y
sólo tu sueño te acompaña.
Eres
tú contigo sin dar vueltas
en
un abismo tan cercano
que
llegas con alargar una mano
y
al saltar ves que vuelas
entre
recodos mágicos
que
olvidas cuando despiertas.
Así
que qué mas da nada!
Si
en la claridad de los hombres
es
donde se les conoce
y
empieza el sueño que nunca acaba.
Y
eres tú contigo bailando
por
haber descubierto el tesoro perdido
que
siempre estuvo aguardando,
desde
que eras un niño
y
olvidarás enseguida que ha pasado,
porque
aquí olvidar no está prohibido
para
sentirte mucho más aliviado
para
seguir andando el camino
que
nadie te tenía preparado.
Así
que qué importa nada! Qué más da!
Si
ligero se anda mejor y se anda más
horizonte
te
adentras a observar los colores
y
lo de fuera nos da igual.