Habrá
un tiempo en que nos quedaremos
sin
sitio donde estar,
sin
espacio concreto,
sin
datos que hagan respirar nuestro cuerpo
con
el alma nada más,
con
el alma nada menos.
Un
tiempo sin reloj,
eterno
eterno
porque
no hay nada que contar.
Uno
mas uno es uno y todo lo demás
y
donde lo invisible, se vuelve cierto.
Sin
otro espacio, que un instante sagrado
donde
tú sentirás que yo te amo,
y no hay lugar para que pase afuera
lo
que tú llamas vida, y yo belleza
lo
que tú llamas hielo
y yo primavera.
y yo primavera.
Un
espacio, limitado al universo
que
continúa en cada átomo de tu cuerpo,
dispuestos
a explotar a la mínima de cambio
para
abrir el corazón de éste mundo encerrado
en
esa locura que tú llamas vida y yo llamo miedo,
que
tú llamas años
y
yo llamo aliento.
Un
espacio separado sólo por los ojos
y
la emoción,
por
esa visión que lo cambia todo
quitando
valor
a
ese instante sordo
que
tú llamas beso, árbol o cielo
y
yo llamo amor.
Seremos
sin espacio ni tiempo...
ondas
perfectas,
almas
gemelas,
dos
líneas juntas paralelas vagando
por el universo,
flotando
en punto muerto
en
eso que tú llamas sueño
y
yo llamo amor
y silencio.
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