miércoles, 27 de febrero de 2013

DOS SONOROS

Sólo dame lo suelto
o las migajas que te queden.
Sólo sale un verbo
del silencio breve
de tu pelo al viento.
Sólo déjame solo
en este instante leve
de alboroto
que no cede.
O en el soplo de aire
que en otro tono,
venga y me lleve.
Existes distante
pero siempre dentro,
donde persistes constante
en senderos brillantes
de mi cuero interno,
siendo la amante
sobre mi fuego lento.
Reflejas encinas perplejas,
tremendas sonrisas aéreas
que se embotan de nubes
y postradas te cubren
de hermosa bruma seca.
Te anuda el nido
en la garganta
como un filo
herido de una espada
que adentra
su hoja sedienta
con hilos construidos
de tormenta.
Parpadeas sin perder detalle
del frío que calienta
y del valle que te invade
entre zarzas violentas
de la sombría tarde.
Nada se escapa al alba,
ni parajes ni pesares,
serena el ánimo al alma,
pinta a la luna clara
y oscurece estrellas por millares.
Sólo dame lo suelto,
las migas que repudias
o no aprecias,
que todo lo de más,
te lo devuelvo envuelto
y todo lo de menos,
me lo llevo puesto.
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Tremendas alforjas cargo
que pesan y pesan
posando lo pesado
deshago el entramado
y el mundo me atraviesa.
Ideas dan tumbos
en cientos de nudos
que salen y salen,
quedando los mudos
muriendo los males.
Tiembla el semblante
al omitir la luz confusa,
que batiente late difusa
que parte y parte,
hasta que mi nada dibuja.
Sabe a verde esmeralda
el contorno de la nada
y somete al palo recio
el pensamiento del necio
y la palabra acobardada.
Rompe y rasga ruín
al hilo fino sutíl
y de color esperanza
planta en ella la lanza
que deba salir y salir.
Y salid y decid y contad
tramos lejanos de verdad
desocupada e improvista
de voces limpias y solistas
empeñadas en limpiar, limpiar y limpiar.
Y después dormid
claros de ansiedad,
frescos de claridad
sin permitir
que resida unida
media sombra de maldad.

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