martes, 19 de febrero de 2013

SOBRE LO DE DENTRO

FELICIDAD!
De cuántas maneras te expresas
y qué poco te estimo
dejándote pasar
FELICIDAD!
La llevo dentro
nadie me la puede quitar,
no espero por ella
porque nadie me la puede dar.
FELICIDAD!
En los ojos sinceros de un niño
sin nada que ocultar.
En los cuadros de colores que inundan
el cielo al despertar.
En los instantes mágicos contigo,
en los abrazos y los cálidos sudores
empezándote a besar.
FELICIDAD!
En cada rato disfrutándote a mi lado,
en la tormenta de olores
de la cocina de mi madre
cuando la voy a visitar.
En tus labios suaves y tu pelo mojado,
en dormir otro ratito en tí apoyado
porque no hay que madrugar.
FELICIDAD!
Estás siempre presente
FELICIDAD!
Soy yo el que está ausente
FELICIDAD!
Te llevo dentro y te voy a disfrutar 
FELICIDAD!
En cada momento del tiempo con amigos,
 sólo estando conmigo en soledad.
En el vuelo bajo de un pequeño pájaro,
en las notas rotas que notas de un piano,
en el aire limpio al respirar.
FELICIDAD!
En las ranas y gusanos,
en los nidos y los bosques,
en las tardes y las noches,
en mi corazón al palpitar.
FELICIDAD!
Te tengo si no deseo.
Te tengo si no peleo.
Si no dejo de dar a los demás
y no pienso en querer tener más. 
FELICIDAD!
Estás siempre presente
FELICIDAD!
Soy yo el que está ausente
FELICIDAD!
Te llevo dentro y te voy a disfrutar
FELICIDAD!
De cuántas maneras te expresas.
Está toda ahí delante
si se sabe mirar.




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Destellas en reflejos de luz
me despierto, sueño y muero.
Me levanta el amor que eres tú
y al alzar la vista, luz veo. Luz veo.

El olvido olvidó su baúl
de miedos, recuerdos y tengos.
La losa aplacó bajo su cruz
tus aires, aguas y fuegos.

Distintos tonos de verde naciste
sobre tu fosa de mármol rosa
y de un salto saltaste al final
de tu apariencia más hermosa.

Eres viento, sentidos y placer
abandonadas ya tus posesiones,
pudriéndose junto a tu cuerpo
tus dineros y obsesiones.

La conciencia por fin aparece
cuando las malvas malvas florecen
y el esclavizado se libera
y el condenado en vida perece.

Destellas en reflejos de luz
me muero y sueño despierto.
Se levanta el amor que eres tú
y al alzar la vista te veo, te veo.



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Me mudo a mi cuerpo por un rato,
me mudo de mundo y me aparto.
Reparo en todos mis fallos y los reparo,
me acuesto en el cesto de miedos y penas
para pedirlas perdón, darlas las gracias y sacarlos afuera.
Rasgo y escarbo sin juicios de antaño.

Me doy cera.

Atento a los principios primeros de ese mal
que sumieron a la luz en oscuridad,
que moldearon los moldes de mi daño
y sembraron los cimientos de un tal yo extraño.

Los desato y veo que salen,
porque se quedaron pequeños
y me creo que ya no valen
apretándome la dicha con desdicha interna
desperdiciándome al amor y a la sonrisa eterna.

Me doy cera.

Me doy la cara sin encararme,
me miro a los ojos sin sonrojos ni pasados
sin miedos, rencores ni recuerdos pesados.
Y me pido perdón sin arrodillarme.

 Y me encero entero.

Siento que empiezo desde ahora, desde aquí, desde cero
y que éste es el punto de un nuevo comienzo.
Me enciendo para mostrarme como un ser sereno
en éste cuerpo fugaz al que vuelvo
en éste mundo libre, perfecto y bello.



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Camino empedrado de miedos
para encontrarte al fin. Qué paz!

Camino sinuoso de olvido,
padres piedras, amigos muros
y mientras, soledad, soledad, soledad
para encontrarte al fin. Qué paz!

Kilómetros de dudas,
millones de amores por llegar
que a cada momento, llega uno más.


Con tus lazos me haces tuyo
en mi larga evasión de detrás
cuando esquivo el sendero seguro
para encontrarte al fin. Qué paz!

Y la gloria se transforma en libertad.
Y el segundo se vuelve eternidad
y la soledad ya luce en soledad.

Montañas rocosas son valles ligeros
que cuando no las puedo saltar, vuelo
para encontrarte al fin. Qué paz!


Y la gloria es agua.
Y el segundo amor.
Y la soledad, soledad.



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