Sermón vago y sin aliento. Decrépito.
Pozo vacío que no apaga tu alma encendida
(al azar no se le olvidó alzar su mano
y dirigir su capricho a otros ninguneados).
Increpo tu voz con mi gesto altivo pero amándote,
alimento tu tos con mis palabras esquivas y lejanas,
pero amándote.
Estás ahí para mí por algo que sólo sabe uno
que ni sabemos como se pronuncia. Así que
me pido ser el primero en saberlo para amarlo también,
como a tí y como a todos.
Aparto el ocre y revierte brillante el diamante
del tiempo en que te fijaste que no existías
y que fluías sin cuerpo por los arruyos dispersos
como bailando, al son del sabor dulce de la lluvia.
Correteabas hacia las gotas que se hacían uno
en tu burbuja que explotaba exultante en tí.
Sin poder hacer nada era la primera vez que no
luchabas ni por, ni para nada. Da igual y es dulce
pero no importa. Y es amargo pero no importa.
Porque se te olvidaron los sabores y los deseos oscuros
o claros o salvajes. Te olvidaste de tí por una vez.
¡Qué dicha!
Acariciaste el largo y entretenido velo del sometimiento
abstracto que reía sin parar. Y lo amaste como a
tí y a mí, que tal para cual, lo mismo da.
Porque lo bueno que tengas, será mío también.
Esta me la tienes que explicar...Ya era hora de que volvieras a publicar. Un beso
ResponderEliminarGracias por la bienvenida, así da gusto :)
ResponderEliminarYa te la explico...
Besitos
Releyéndolo ahora un rato, me gusta mucho :)
ResponderEliminarQué suerte tengo! jeje
Si a mi también me gusta. Lo que pasa, es que la he interpretado de una manera que no se si es la correcta, de una manera un poco morbosa...jajajaja.
ResponderEliminarSi te gusta, la interpretación es buena :)
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