Por qué ya no escribo poesía?
quizá se perdió en el día a día...
quizá nunca fue mía,
quizás no surge del corazón que se enfría.
¿Por qué ya no fluyen floridos esos versos
que se agolpaban por salir nítidos, siempre inquietos?
(...Cuántos magníficos quedaron en los íntimos tinteros...
!cuántos nos regaló el universo!...)
Quizás los poemas se hayan confundido con la huerta,
que un soneto sea un pepino y una lira la acelga.
Que antes silbaba sílabas y ahora siembro achojchas y berzas,
... quizá el cucho se descubra ya como príncipe (o principesa)... weeppaaa!
Quizá porque llegué a tener un pensamiento esporádico...
de si el amor que no se sabe al respirar es el utópico
... que si una bocanada al aire puro en sí no es sublime y magnética...
o que si sentir el corazón es una paradoja ilusoria y sarcástica... (y por eso parabólica)...
Quizá las musas, antes participativas y juguetonas
acabaron a golpe de verso con mis creativas hormonas
y hoy juegan conmigo esas ahora mudas y sordas
haciéndome plantar, para ellas olor de rudas y rosas
y para sus amados (de última "modas"),
haciendo estampar su huella vital, en la última capa de sus cebollas.
Y a veces por ello me siento morir,
y revivo cuando alguien habla de felicidad en el acto, y así en el fin...
o que por magia habla cada instante entusiasmado tu corazón de tí.
Dejé de escribirte porque no sabía cómo volverte a decir,
que Seguro fue (Y ES) Así.
Yes it is.!
!Cuánto percal al que amar!
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